¿Es posible meter un huevo en una botella con un cuello más pequeño que el tamaño del huevo? Vamos a ver, que se puede hacer, ¿es magia, o ciencia?
MATERIALES:
- Un huevo cocido pelado.
- Una botella con un cuello ligeramente más pequeño que el huevo.
- 3 ó 4 cerillas.
- Supervisión adulta.
¿COMO SE HACE?
Ponemos el huevo en la boca de la botella para comprobar que es imposible introducirlo sin romperlo.
Ahora cogemos con una mano el huevo y con la otra las cerillas.
Encendemos las 3/4 cerillas y las metemos dentro de la botella. En cuanto las soltemos, hemos de poner rápidamente el huevo sobre la boca.
Poco a poco veremos cómo el huevo va introduciéndose en la botella modificando su forma hasta que finalmente cae dentro.
EXPLICACIÓN:
Como todos sabréis, el fuego necesita oxígeno para su combustión. Es por esto que, al tapar la botella con el huevo, las cerillas dejan de recibir oxígeno y, cuando acaban con el que hay en el interior, se apagan. Esto hace que se produzca una disminución de la temperatura dentro de la botella que hará que el aire esté a menor presión. El aire que se encuentra fuera de la botella, por tanto, ejercerá una mayor presión que el que se encuentra dentro y empujará al huevo hacia su interior. El huevo, gracias a la flexibilidad que le ha proporcionado la cocción, podrá fácilmente modificar su forma para introducirse poco a poco en la botella sin romperse.
Y ahora, ¿cómo lo sacamos?
Tan solo tenemos que echar dentro de la botella un poco de vinagre y bicarbonato sódico. Como vimos en este experimento, al mezclar vinagre y bicarbonato se da lugar a una reacción que produce un gas (dióxido de carbono) que saldrá a gran presión. Esta presión es la que empujará al huevo nuevamente al exterior de la botella.